Humberto Armando Jacob (27/11/1945 – 7/10/2008)
Docente. Investigador e Historiador.
Autor de varios libros:
Tratado Histórico Regional Tomo I. Ed de Entre Ríos, 1989,
Tratado Histórico Regional Tomo II, Ed. Archivo Histórico Regional, 1985,
Interpretación científico-racional de nuestro orígenes, ed. Multa Paucis, 2002,
Cantos históricos de evocación a Mansilla, Ed. Multa Paucis, 2002,
Ciencia Razón y Fe, Ed. Multa Paucis, 2003,
El dinamismo Universal de las cosas, en CD ROM, Ed. Multa Paucis, 2004,
Enciclopedia de Historia Regional, Tomo I, Ed. Multa Paucis, 2007,
Enciclopedia de Historia Regional, Edición en CD ROM, Disco 1, Ed. Multa Paucis, 2007,
Enciclopedia de Historia Regional, Edición en CD ROM, Disco 2, Ed. Multa Paucis, 2008.
Los siguiente poemas corresponden a: Cantos Históricos de Evocación a Mansilla, Ed. Multa Paucis, 2002.
CANTO HISTÓRICO I
EVOCACIÓN AL ABORIGEN
Horda de extraño linaje,
Colonizador profano,
Poblador de nuestro suelo,
Redime el miedo al salvaje,
Brioso, implacable guerrero
Del noble campo entrerriano.
Su ferocidad fue proeza,
En aras de un oscuro afán,
Tenacidad y fiereza,
Subyugación temporal:
Y esclavo de su entereza,
Frustró su continuidad
El indómito minuán.
Es tan remota su ciencia,
Cual eco donde retumba
La voz de brujos y hechizos,
Y sus exóticos mitos,
Al son de cruentas torturas.
¿Tan oscura era la creencia
Que lo llevaron a la tumba
Horda de extraño linaje,
Que esparce el tiempo en su vuelo,
Envuelve el campo entrerriano,
Su incontenible desvelo,
Y al son de un mito profano,
Cuna de estirpe salvaje,
Ciñe la faz de este suelo.
La sangre de la Matanza
Sella del minuán su historia,
Que inexorable y a ultranza,
Riega este cerro de gloria,
Y en póstumo, triste canto,
Ruge con vos de quebranto,
Y ora con fe de esperanza.
CANTO HISTÓRICO III
EVOCACIÓN A CARMEN DE LOS SANTOS
Llegó la novia de blanco,
Llegó el padrino de negro,
Frente a altar se inclinaron,
A meditar en silencio,
Y las velas se encendieron,
Y las velas se apagaron,
Con un perfume de incienso.
Y el novio llegó en silencio,
Sólo de un sí se hizo eco,
Y para siempre se unieron,
Al si del padre Acevedo,
Y al son de un perpetuo eterno,
Se fue la novia de blanco,
Se fue el padrino de negro.
Y los curiosos vinieron,
Pero también en silencio,
Y las velas se encendieron,
Y las velas se apagaron,
Con un perfume de incienso,
Al son de un perpetuo eterno,
Todos callados se fueron.
CANTO HISTÓRICO V
EVOCACIÓN AL FERROCARRIL
Locomotora sagrada,
Heredera de lo extraño,
De vapor congestionada,
Con un rugir que estremece,
Latente origen foráneo,
Y en un rugido florece
La colonización ansiada.
Mayo de galera negra,
Caminador del sendero,
Pista de riel y de piedra,
Con su cañón hacia el cielo,
Conquistador eminente,
Fiero, aguerrido guerrero
De los cinco continentes.
Cual negra esfinge salvaje
Llegó la novel Solís,
Constancia del obrar humano,
Gualeguay inicia el tramo,
Que concluye en Puerto Ruiz,
Frontón de lucha y coraje,
Gracias Primer Entre Riano.
Y el fiero conquistador
Del ámbito nacional,
Por nuestra villa pasó,
Telar de araña ramal,
Cortando cuchilla y monte,
Y muy pronto se extendió
Allende del horizonte.
CANTO HISTÓRICO VIII
EVOCACIÓN A MANSILLA
Fecunda y fiel te prodigas,
Hija del sol montielero,
Y en tu palpitar fustigas
A todo trovador viajero,
Que al pie de tu altar se humilla,
Y se siente prisionero
De tu embeleso, Mansilla.
En tus vistas matinales,
Se divisa un verde manto,
Que reviste de pureza
Los ensueños celestiales
De tu natural belleza;
Pues esparce el dulce encanto,
Que a la suave brisa besa.
Aun subyuga tu influencia
Al poblador que es nativo,
Que rememora su ausencia,
Porque a su patria ha perdido,
Cuando su terruño añora,
Y el dolor vence al olvido,
Y así su partida llora.
Tu tierno andar se ilumina
Con la hueste del guerrero,
Y asumes la ideal prestancia
De lo eterno verdadero,
Y tu actitud no declina
En la red de la arrogancia,
Pues es virtuoso tu anhelo.
Los ecos de tu plegaria,
Hoy sustentan tu historia,
Tantos mundanos motivos
De ofrendas, logros, de gloria,
Que ocultan en tus archivos,
Por ser ciudad centenaria,
Perpetuaron tu memoria.
CANTO HISTÓRICO XI
EVOCACIÓN AL PUENTE DE MANSILLA
Tiendes tus brazos de carga,
Y sientes sobre tu lecho,
Esa fortaleza amarga;
Pero no doblega el pecho,
Que descansa sobre el cerro,
Porque de fuerza estás hecho,
Mi viejo puente de hierro.
Y cuando solloza el cielo,
Te invade un mar de llanto
Tu llorar tan solo es canto,
La causa de tu desvelo,
Más si el llanto es tu consuelo,
Extiende tu triste manto.
Mi viejo puente de hierro.
Más cuando despeja el cielo,
Cunde la paz por doquiera,
Y el sol esparce s magia,
En la quietud de tu encierro.
De verde luz se contagia,
La anegadiza pradera,
Mi viejo puente de hierro.
Y cuando el sol del estío,
Dilata el rústico acero,
Y tus tensas cuerdas lloran,
En la quietud de tu encierro;
Con ecos que rememoran,
Un cruel pasado sombrío,
Mi viejo puente de hierro.
Y en el más crudo momento,
Cuando las hojas se hielan,
Se desplazan con el viento,
Y de tristeza se queman.
En la quietud de tu encierro,
Te oprime el gélido invierto,
Mi viejo puente de hierro.
Y en el más bello momento,
Cuando el sol las alas pliega,
Y se posa sobre el cerro,
¡tan cautivante es la escena!
¡y tan preciado el silencio!
Que la luz al alma llega,
Mi viejo puente de hierro.
Tus fuertes brazos cautivan
A los ilusos viajeros,
Que embelezados se inspiran,
Y palpitan tu destierro,
Porque en sus pechos anidan
Los más sagrados recuerdos,
Mi viejo puente de hierro.